¿Por qué muchos perros ya no pueden reproducirse de forma natural? Humanización, problemas y consecuencias

Durante siglos, los perros han convivido con el ser humano en un equilibrio que mezclaba utilidad, compañía y, sobre todo, respeto por su naturaleza animal. Sin embargo, en las últimas décadas, el modo en que tratamos a los perros ha cambiado radicalmente: hemos pasado de considerarlos animales de trabajo o vigilancia, a verles como “hijos peludos”, objetos de afecto y proyección emocional. ¿Qué consecuencias tiene esta transformación para su salud física y, especialmente, para su capacidad de reproducirse de manera natural?
La humanización del perro: una tendencia creciente
En la actualidad, es común ver perros vestidos, llevados en carritos, alimentados con dietas casi gourmet, durmiendo en la cama de sus dueños y tratados como si fueran niños pequeños. Esta humanización, aunque parte de un sentimiento positivo, genera efectos secundarios que rara vez se analizan a fondo.
Uno de los aspectos más preocupantes es cómo afecta este fenómeno a la capacidad de los perros para reproducirse de forma natural. Veterinarios y etólogos han alertado de un aumento de problemas reproductivos entre perros de compañía, sobre todo en razas muy demandadas y urbanas.
Factores que afectan la reproducción canina
1. Falta de socialización y conducta sexual inadecuada:
Muchos perros “de casa” apenas tienen contacto libre con otros de su especie. Sus dueños, en su afán de protegerles o evitar problemas, limitan los encuentros naturales. Sin interacción social suficiente, los perros no aprenden ni refuerzan las conductas sexuales necesarias para un cortejo y apareamiento exitoso. Como señala el etólogo Stanley Coren, “la socialización temprana es fundamental para el desarrollo de comportamientos reproductivos normales en perros”.
2. Represión del instinto y esterilizaciones masivas:
El mensaje dominante en la sociedad urbana actual es “esteriliza, adopta, no compres”. Si bien la esterilización ayuda a controlar la sobrepoblación, también ha generado una tendencia a eliminar la experiencia reproductiva natural incluso en perros con potencial genético y físico saludable. Aquellos que sí se dejan enteros suelen estar tan controlados y vigilados, que rara vez tienen oportunidad real de comportarse como animales adultos.
3. Trato infantilizado y falta de estímulos:
Cuando se trata a un perro como a un niño pequeño (hablándole como a un bebé, sobreprotegiéndolo, evitándole todo conflicto o riesgo), se suprimen comportamientos propios de la especie, entre ellos los sexuales. Esto puede derivar en ansiedad, inhibición y problemas de conducta, y, por supuesto, en incapacidad para aparearse de forma espontánea.
4. Manipulación genética y cría selectiva extrema:
El mercado de razas de moda y la cría “artificial” en manos poco expertas también han producido perros con dificultades físicas o psicológicas para el apareamiento natural. En muchas razas (bulldogs, carlinos, etc.), las montas naturales son casi imposibles y la reproducción depende de inseminación artificial.

Consecuencias para la especie y para la convivencia
El resultado es que, hoy en día, muchos perros domésticos no podrían reproducirse de forma natural aunque quisieran:
- No reconocen señales de celo.
- No saben cortejar ni montar adecuadamente.
- Presentan miedo o estrés ante otros perros.
- Tienen problemas físicos derivados de la cría selectiva o la falta de ejercicio.
Esto, en términos biológicos, supone una pérdida de “funcionalidad” como especie, y a largo plazo podría tener efectos negativos en la salud genética y el equilibrio comportamental de los perros.
Además, se genera una paradoja: mientras se anima a cuidar y proteger a los animales como miembros de la familia, se olvida o ignora su naturaleza animal y sus necesidades instintivas, entre ellas la sexualidad.
¿Existe solución o equilibrio?
Los expertos en comportamiento animal recomiendan respetar la naturaleza del perro, permitiéndole socializar, explorar, marcar, relacionarse con otros perros y, cuando es ético y seguro, experimentar el apareamiento de manera natural.
La educación y la convivencia responsable no deben ser sinónimo de represión, sino de armonía entre el bienestar animal y el respeto por su instinto.
Opinión de especialistas
La veterinaria española María González, especialista en reproducción canina, declara en una entrevista en El País (2022):
«Cada vez veo más perros de compañía incapaces de reproducirse por sí solos, no sólo por la cría selectiva, sino porque nunca han estado en un entorno donde puedan comportarse como perros adultos. Son tratados como niños y ni siquiera reconocen las señales del celo.»
El estudio «Effects of pet dogs on children’s social-emotional development» (Purewal, R., Christley, R., et al., 2017, International Journal of Environmental Research and Public Health) también menciona cómo la sobreprotección y la falta de estímulos naturales pueden causar ansiedad, miedo a otros perros y problemas de comportamiento, afectando incluso las conductas sexuales y reproductivas.
Referencia:
Purewal, R., Christley, R., et al. (2017). «Companion Animals and Child/Adolescent Development: A Systematic Review of the Evidence.» International Journal of Environmental Research and Public Health, 14(3), 234.
La veterinaria y etóloga Valeria Rossi, en su libro «Perros: comportamiento y educación», afirma que la humanización excesiva lleva a la inhibición de comportamientos innatos como el cortejo, el marcaje y la monta. Cuando se les priva del contacto con otros perros y se les trata como bebés, muchos machos y hembras ni siquiera saben “leer” las señales del celo o cortejar correctamente.
Referencia:
Rossi, V. (2011). Perros: comportamiento y educación. De Vecchi Ediciones.
Respetar la naturaleza animal, fomentar la socialización y permitir, cuando es ético y seguro, la reproducción natural, es la mejor forma de evitar estos problemas y garantizar el bienestar de nuestros compañeros caninos.