Podemos ordenar a los mamíferos de comienzos de la Era Terciaria en Monos, animales semejantes a los Lemúridos de Madagascar, y a otras especies del continente Americano. Habrá que esperar varios millones de años para que monos de todos los tamaños pueblen los bosques del continente Europeo. Insectívoros, de gran parecido a los topos, erizos, armadillos, musarañas y springer actuales. Roedores, muy similares a las chinchillas de América del Sur, y que como ellas frecuentan terrenos áridos. Los primeros Carnívoros, al comienzo de la Era, su dentición es todavía omnívora, pero su evolución va a ser rápida, formándose las distintas familias, entre ellas la de los cánidos, objeto de este manual.

Al Oligoceno, mediados de la era terciaria, hace unos treinta millones de años, se remonta el origen de Hesperocyon, forma más evolucionada, que va a dar lugar a dos tipos de animales el Hemición, considerado por muchos científicos, el origen de los Úrsidos, y por otro lado, a el Cynodictis, que vivió en todo el Eoceno, hace entre sesenta y cuarenta millones de años. Una forma más evolucionada, perteneciente al Mioceno inferior, denominada Pseudocynodictis, ha aparecido en América del Norte, quedando patente un estrecho emparentamiento con el Cynodictis europeo.

El Cynodictis se presenta en varias especies, algunas con rasgos particulares de los Vivérridos (mangostas, martas, etc…), otras con rasgos típicos de los Cánidos. Probablemente tenían el cuerpo largo y flexible, con miembros relativamente cortos, provistos de dedos prensiles y uñas retráctiles. Mostraba características muy primitivas, especialmente en el cráneo, que carecía de ampolla timpánica osificada. Sin embargo, la cavidad que contenía el cerebro parecía suficientemente desarrollada. Las apófisis occipitales y los arcos cigomáticos permiten situar al Cynodictis, en un plano mucho más moderno que el de sus predecesores carnívoros.

Los primeros fósiles de los actuales carnívoros fueron los Miacoidea, que se remontan a la Era Terciaria, en las épocas del Paleoceno y Eoceno Inferior, estos animales cuya talla variaba entre la de una comadreja y la de un lobo, tenían una dentadura característica, que se encuentra en los carnívoros actuales y que comprenden en el maxilar seis incisivos más o menos grandes, dos caninos muy desarrollados, y seis molares. En la mandíbula tenían seis incisivos, dos caninos, ocho premolares y seis molares. El primer molar, muy desarrollado, se convertiría en el carnicero.

No se conocen descendientes europeos del Cynodictis. En cambio, en el continente Americano, hubo hallazgos provenientes de las formaciones oligo cénicas de White River (Dakota), y de la de John Day (Oregón). Se trata de los Pseudocynodictis, animales ya reseñados, que tenían formas más modernas que el Cynodictis europeo: dentadura con fórmula idéntica a la del género Canis, ampolla timpánica voluminosa, bien osificada y soldada por completo al cráneo.

Aproximadamente en el mismo lapso, es decir en el periodo que va del Oligoceno Inferior al Mioceno, durante unos diez millones de años, vivió otro animal, derivado del Pseudocynodictis, denominado Daphoenus, que podría considerarse un extraño cruce de perro y gato, cuyo aspecto general del esqueleto recuerda a un felino, pero la cabeza se asemeja a la de un perro. Probablemente, el Daphoenus es el origen del Marchi Rudus, considerado el origen de los felinos. Animal de gran tamaño, dotado con unos caninos superiores que parecían puñales.