Partiendo del concepto de raza canina como: “una población animal escogida dentro del ámbito de la especie, con un genotipo medio particular que conduce a la manifestación de un fenotipo que concierne a la morfología (conformación), al pelaje y a una tendencia a ciertas capacidades fisiológicas y psicológicas, que pueden variar dependiendo de las condiciones del entorno vital en que se desarrollan los animales”, para que una nueva raza sea reconocida por la Federation Cynologique Internationale, es necesario que esa raza haya sido publicada oficialmente en la normativa vigente del país de origen de la raza.
El Club de raza debe presentar a la FCI, el standard o descripción detallada de las características principales de esa raza y los antecedentes necesarios que comprueben la existencia de al menos ocho líneas de sangre distintas; cada una de ellas debe estar formada por al menos dos machos y seis hembras distintas. Entre las diferentes líneas de sangre, no deben existir ancestros comunes por lo menos hasta la generación de los bisabuelos y para asegurar una difusión de la nueva raza, es necesaria una población de 700 a 800 ejemplares de la raza inscritos en los registros del país solicitante.