el
Cane Corso
italiano

- conoce mejor la raza cane corso -

Ficha de raza

Nombre = Cane Corso
Nombre científico = Canis Lupus
Otros nombres = Mastín Italiano
País = Italia

Fecha de reconocimiento de raza = 1993
Morfología/ fenotipo = Molosoide
Tipo = Tipo Pinscher y Schnauzer – Molosoides y Perros tipo montaña y boyeros suizos.
Dimorfismo sexual = Si (variaciones en el fenotipo).
Dimensiones = La longitud de la cabeza alcanza el 36% de la altura a la cruz.

El perro es un poco más largo que alto.
Tamaño = Machos de 64 a 68 cm, hembras de 60 a 64 cm. Tolerancia de más o menos 2 cm.
Peso = Machos de 45 a 50 kg, hembras de 40 a 45 kg.

El perro Cane Corso italiano es un perro fuerte, elegante y seguro de sí mismo. Es una raza idónea para familias que buscan una mascota obediente.

La raza cane corso italiano, también conocido como mastín italiano. Necesita un mantenimiento básico y sencillo, tiene un carácter equilibrado y sociable, volcado a la protección del hogar y familia.

Historia de la raza Cane Corso italiano

el cane corso desde la antiguedad hasta el siglo XXI

Según algunos autores, etimológicamente la palabra Corso deriva del griego Kórtos (corral, recinto, cercado), y para otros Corso deriva del latín Cohors (guardián, protector de un territorio determinado).

En cualquier caso, desde la antigüedad es calificado como un perro óptimo para la guardia atenta y valerosa de la propiedad. Esta raza llega a la actualidad con un significativo material histórico icono gráfico, a partir del cual los apasionados buscaron reconstruir sus orígenes.

El mastín italiano es un descendiente de los perros clasificados por ……… de «Canis Pugnax, perros de castigo», el moloso de la Antigua Roma. En su historia ha sido utilizado para la guardia de la propiedad y de los animales, pero también para la caza mayor y la protección civil. Es un perro admirable por su nobleza, su imponente físico y una notable agilidad.

La situación a inicios de los años ‘70 (del siglo XX) era preocupante para la supervivencia del mastín italiano, a esa altura reducido a un modesto número de ejemplares que ni siquiera eran considerados por la cinofília oficial, aunque hubieran habido importantes señalaciones de apasionados cinófilos.

La raza fue salvada gracias a la perseverancia de estos últimos y gracias a algunas personas, particulares, que mantuvieron con vida los pocos ejemplares que habían quedado. Con la recuperación y la precisa selección de sujetos típicos, se produjo un vuelco hacia la reproducción de ejemplares rústicos, atléticos, forzudos y resistentes.

Cane Corso, también llamado Cane da Macellaio, a la guardia del «Carretto«.

 

Los orígenes del Cane Corso italiano

Es necesario aclarar que Cane Corso, término usado para designar la raza, es originario del sur de Italia donde sobrevivió y donde luego fue descubierta y rescatada. En realidad, se trata de un nombre desconocido dentro del léxico de la cinofília contemporánea.

La documentación más antigua encontrada -donde el Cane Corso es citado- incluye poemas y textos sobre diversas temáticas, datados hacia el 1500.

Con el paso de los siglos, la raza no sufrió grandes cambios quizás porque era bueno de ese modo: con características funcionales (de guardia y caza) y morfológicas (ágil, rústico, robusto y liviano al mismo tiempo, en grado de alcanzar la presa, de recorrer amplios tramos de caminos, o de proteger la hacienda durante el pastoreo) que constituían las razones históricas de su presencia en las diferentes sociedades. Era un perro grande pero no gigantesco, por lo tanto su manutención no era onerosa. Terrible con sus enemigos y desconfiado con los extraños pero también dulce y extremadamente leal con su dueño, la familia y los niños.

El mastín italiano tenía solo un problema: no era un perro aristocrático; era un perro de pastores, campesinos, gente rústica del campo que pedía a su compañero solo un servicio y no que fuera hermoso o simpático. Un verdadero perro de trabajo.

El Cane Corso ha conservado de su antepasado directo, el “Canis Pugnax” (o también llamado Moloso Romano , utilizado en guerras y combates en circos), la combatividad y resistencia necesarias para lograr el éxito en sus acciones, sin vacilaciones y con un potencial de fuerza impresionante. A través del contacto con el hombre y la vida social ha aprendido a ser reactivo solo con su competencia, transformándose en un óptimo interprete de la gestualidad humana.

El Moloso es originario del Epiro , una región de la Grecia nor-occidental cuyo periodo histórico más notable coincide con el reinado de Pirro, quien le dio un importante impulso entre fines del Siglo III e inicios del IV d.c.

Epiro estaba continuamente en guerra con Roma y Macedonia hasta que en el 168 d.c. fue devastado por los romanos a causa de haber establecido una alianza con los macedonios, de este modo, pasó a formar parte del Imperio Romano. Los Molossos eran los habitantes de esa zona del Epiro. Y el Canis Pugnax (Moloso Romano) era un nombre dado en virtud de la naturaleza valerosa de este perro, con marcadas inclinaciones para combatir incluso contra adversarios mucho más grandes y peligrosos.

La Historia de la Historia, del Cane Corso italiano

Resulta casi siempre difícil hacer Historia de la historia de una raza canina, pero en el caso del cane corso había suficiente documentación que revelaba su presencia desde muy antiguo en la parte meridional de lo que hoy es Italia.

Ciertamente hubo que remontarse a muchos siglos atrás, conocer las leyendas de los habitantes del Mezzogiorno, investigar su folklore y tradiciones más arraigadas, conocer su historia y las supersticiones de todo un pueblo, pero, finalmente, después de muchos años de ardua e intensa labor de investigación, el profesor Fernando Casolino, de la SACC, consiguió reunir suficientes datos referidos a este impresionante animal y ello porque han sido muchas, muchísimas las referencias escritas y pietóricas que se han encontrado sobre este perro.

Cabe destacar algunas que se remontan tan atrás en el tiempo como por ejemplo los siglos XV y XVI, tal es el caso de los poemas burlescos escritos en italiano entreverado con latín del fraile benedictino Folengo o las citas en el «De Quadrupelibus», del reputado médico y naturalista Gessner, conocido como el «Plinio alemán», sin olvidar la detalladísima descripción del ínclito Valvassone, que evidenciaba su potencia y la fortaleza de sus maxilares en el «Poema de la cabeza».

Ya en el siglo XVIII, el Conde de Leclerc, Georges Buffon, le mencionó en su «Historia natural» como también lo hizo Oronzio Costa en su tratado sobre «La fauna del Reino de Nápoles», publicado en 1839.

Treinta años más tarde Palumbo escribió también sobre nuestro protagonista en su «Catálogo de mamíferos de Sicilia».

Las citas continuaron siendo frecuentes y ya en 1900 Spalikowski le mencionó en su obra «Evolución del Perro en la Sociedad Humana», de imprenscindible lectura para todos los amantes de los perros; mucho más cercanos en tiempo son los artículos y obras publicados por Fiorenzo Fiorone, Danilo Mainardi, Bonatti Mizzoli y como no, mi buen amigo Mario Perricone, quién en la «Gran Enciclopedia del perro» publicada por Agostino en 1987, escribió ampliamente sobre la raza, en el que se considera el artículo monográfico más importantes sobre el mastín italiano.

Recientemente también De Prisco y Johson le citan en el «Canine Lexicon» refiriéndose a él como «una recreación del antiguo Cane de Marcellaio» ,bajo el epígrafe de «Sicilian Branchiero», explicando que existía exclusivamente en Sicilia y que era conocido por su particular forma de moverse frente al rebaño, por lo que según los autores podría tener incluso relación con el bullenbeiser alemán y que «en la isla funcionaba como un perro de carnicero y un conductor de rebaños de habilidades únicas» que, en un tiempo «pudo participar en peleas de toros igual que lo hicieron otros perros de carniceros en el Continente».

De Prisco y Johson afirman también que en los ochenta llegarón a EE.UU. los primeros cachorros importados por un granjero siciliano que murió poco después y que constituyen la escasa base de cría en ese país.

La casi extinción del Cane Corso italiano

Junto con la industrialización llegó la modernización de la agricultura y de los sistemas de cría de animales; también disminuyó el número de animales salvajes y aumentó el empleo de las armas de fuego (que derivaron en distintas técnicas de caza);todo esto redujo algunos usos tradicionales de la raza. Por estos motivos la difusión del mastín italiano disminuyó considerablemente y más con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, ya que muchos granjeros se vieron obligados abandonaron sus tierras y animales.

A causa del abandono de las tierras por parte de los trabajadores del campo, la raza fue olvidada; recordemos: una raza que posee antiquísimos orígenes ligados a las tradiciones rurales, particularmente en la sureña Puglia y que estaba al servicio del hombre en las tareas agrestes y el cuidado de los animales.

La situación a inicios de los años ‘70 era preocupante para la supervivencia del Cane Corso, ya en esa época se encontraba reducido a un modesto número de ejemplares que ni siquiera eran considerados por la cinofília oficial, a pesar de las advertencias de algunos apasionados cinófilos.

La raza fue salvada gracias a la perseverancia de estos últimos y gracias a algunas personas, particulares, que mantuvieron con vida los pocos ejemplares que habían quedado.

Con la recuperación y la precisa selección de sujetos típicos, se produjo un vuelco hacia la reproducción de ejemplares rústicos, atléticos, forzudos y resistentes.

El renacimiento de la raza Cane Corso italiano

¡Las primeras noticias!

El primer chispazo que reavivó el interés en el mastín italiano es una carta escrita por Pablo Petrelli y publicado en la Gaceta Oficial de la ENCI N º 6: «I Nostri Cani» en 1978.

En diciembre de ese año, en «I Nostri Cani», viene un artículo de Paul Breber que describe el sujeto encontrado en la Puglia, gracias también a la descripción encontrada en una carta del Prof. Bonatti, de 2 de diciembre de 1973. En esta carta se describe un perro de pelo corto, diferente del mastín napolitano, además añadió el Prof. Ballotta, un criador famosos de Schnauzer, que había visto varios en las zonas rurales de la Puglia.

En mayo de 1979 Stefano Gandolfi, apenas con dieciséis años, gracias a los escritos y fotografías hechas por Breber, es consciente de que esta antigua raza italiana ha sobrevivido a dos guerras mundiales. Descubrirlo y apasionarse a la idea de la recuperación genética de esta raza es su mayor propósito.

En su proyecto involucra a Giancarlo y Luciano Malavasi, criadores reconocidos de pastor alemán, transmitiéndoles toda la pasión y el entusiasmo ferviente que lo animaban, los tres se ponen en contacto con Breber, que no escatima en darles toda la información y todos su voluntad de acompañarlos a la Puglia, los lugares en los que había encontrado los primeros ejemplares y donde se había realizado la primera pareja, encaminandose a la recuperación de la raza. (El 14/11/75 de ALIOT, gris X MIRAK atigrada,nacieron 7 cachorros. Entre ellos la hembra atigrada de nombre BRINA X PICCIUT, atigrado, que dan a luz a 10 cachorros el 15/01/78).

En septiembre de 1979 Pablo Breber, Stefano Gandolfi y Luciano Malavasi se encuentran en la Puglia para localizar y elegir los primeros sujetos con quien seleccionar la raza e iniciar la recuperación.

Los primeros contactos

El primer descenso a la Puglia, partió de Mantova, la atención de los tres apasionados (Breber, Gandolfi y Malavasi) se centra en seis ejemplares, 2 machos y 4 hembras nacidos en las camadas de ‘75 y ‘78, todos de talla mediana a grande, de constitución mesomorfa y musculatura desarrollada.

Los ejemplares que se presentaban eran todos nobles, atléticos y fieros, muy satisfactorios en su estructura molosoide, pero absolutamente carente de exceso de pesantez, totalmente diferente del mastín napolitano. Estos ejemplares, eran muy similares en estructura y diferenciados en dos tipos, si se examina la cabeza. ALMA y COCAB, nacidos en el ‘78 de BRINA, tenían la cabeza “alaneggiante” y los dientes en tijera. La madre, sin embargo, tenía el hocico más corto y una mordida de tijera inversa.

TIPSI, otra de las hembras, siempre hijas de BRINA, es descrita por Gandolfi: «Tenía una cara larga poco más de un tercio de la longitud de la cabeza con un conjunto de dientes que se cerraba en tijera invertida. La cabeza, en su conjunto, era noble y proporcionada, una hembra corta y armoniosa, atenta, fiera y vivaz. Hembra clave en el programa de recuperación de la raza. «
A estas cuatro hembras se sumó el macho de nombre TAPPO, también hijo de BRINA.

Ligeramente prognata, con una musculatura de mucho respeto, de color fulvo, que iba a ser regalado a unos amigos de Breber en Foggia. Completan la rosa de los seis sujetos en consideración sumando a PICCIUT el macho atigrado, padre de ALMA, COCAB, TIPSI y TAPPO.

Propietario Armando Gentile, respeto al hijo dice que presentaba una cabeza aún más típica, con un hocico que, como el de la hija TIPSI, era poco más de un tercio de la cabeza.

Todos estos perros tenían en común los ejes cráneo-faciales que eran ligeramente convergentes.

La recuperación del Cane Corso italiano

La dificultad concreta en la recuperación de la raza surge en esta primera transferencia, eran muy numerosos, y la reticencia de los propietarios a quienes les ha sido confiados los ejemplares nacidos de la dos primeras camadas producidas por Breber eran totalmente faltos de cultura cinofila.

Gandolfi dice que «la heterogeneidad, inconsistencia numérica y las dificultades de hacer entender nuestro programa de recuperación fueron motivo de preocupación si no de verdadero desconcierto. En Septiembre ’80, de los 17 cachorros que nacen con los dos primeros camadas de Breber, sólo cinco eran localizados. Los otros, donados a los pastores, estaban esparcidos en el campo y que habían perdido la pista.

Sólo dos hembras, TIPSI y BRINA se encontraban bajo el control directo. Otros ejemplares localizados eran el macho DAUNO hermano de BRINA, y la anciana MIRAK.
En esencia, era sólo una piedra arrojada en el lago,: la verdadera recuperación de la raza aún no se había iniciado «.

Consciente de la situación y las dificultades, Gandolfi y los hermanos Malavasi se dan cuenta, con el consejo de Casolino, que para iniciar un serio programa de recuperación faltaba encontrar «una sede, que garantizara una atención adecuada para el desarrollo futuro y, sobre todo, una pragmática filosofía de selección. » De todo esto se hacen cargo los hermanos Malavasi, quien se comprometen a conceder el uso de su criadero para albergar a los ejemplares más meritorios, dedicándose a «hacerse cargo de ellos, para supervisar los acoplamientos, ayudar a las hembras en los partos y hacer un seguimiento de las camadas.

Todo a cambio de un futuro, esperando el resultado hipotético de una raza desconocida para la mayoría de la gente y de destino incierto «(Casolino).

Gracias a la disponibilidad de los hermanos Malavasi es finalmente posible iniciar el serio programa de recuperación que estaba en sus pensamientos y en el pensamiento de Gandolfi y Casolino. Estas personas, con determinación y perseverancia, sentaron las bases de lo que hoy es el mastín italiano, transfiriendo entre finales ’79 y enero de 1980 los tres primeros ejemplares en Mantova: La hembra TIPSI y BRINA junto con DAUNO, un macho negro nacido de la primera camada de Breber, de MIRAK x ALIOT.

Los resultados de la primera selección

A pesar de las dificultades, de estos tres ejemplares, trabajando en
consanguinidad con el fin de fijar las características de tipo y
estructura, nacieron los primeros ejemplos de Cane Corso de la era
moderna.

Entre todos, surgió por la calidad de su tipo, estructura y la
capacidad de transmisión de rasgos genéticos algunos ejemplares que son
el origen de todos los ejemplares modernos: Primeros sobre todos dos
hermanos negros, hijos de DAUNO x TIPSI, nacido en el criadero de
Malavasi y la Battaglia, hoy “Antico Cerberus”.

BASIR, cedido en propiedad a Casolino y considerado el punto de referencia zootecnica de la raza.
BULAN, propietario Gianantonio Sereni, demostró ser un excelente reproductor en el programa de recuperación de la raza.

Confiado por los hermanos Malavasi a Michele Angiolillo: ALIOT, macho gris, y BABAK, hembra atigrada.

El renacimiento del Cane Corso

«El 18 de octubre 1983 fue un día histórico para el Cane Corso. Por primera vez, un pequeño grupo de apasionados se reunieron con sus perros para el control de la situación. Los 12 ejemplares adultos se han examinado y medido con precisión por el Dr. Giovanni ventura, un veterinario, criador y juez miembro de la Enci.

Casi todos los sujetos tenían un ligero prognatismo, los ejes cráneo-facial eran ligeramente convergentes, el promedio de peso era de 47 kg para los macho y 38kg hembras. El manto era, en su mayoría, negro, atigrado, leonado y gris. Todos los perros tenían una apariencia atlética y sin exceso de peso, la cabeza cuadrada y masiva «(Gandolfi)

El mismo día, y se formalizó oficialmente, con sede en Mantova, la “Società Amatori Cane Corso

  • Presidente: Stefano Gandolfi.
  • Vicepresidentes: Pablo Breber y Luciano Malavasi
  • Secretario: Fernando Casolino
  • Tesorero: Giancarlo Malavasi.
  • Director: Gianantonio Sereni.
  • Fundadores: M. Angiolillo – N. Anselmi – D. Baldassarri – G. Bonatti – C. Bondavalli – B. Bonfanti – P. Breber – P. Buzzi – F. Casolino – G. Gallini – S. Gandolfi – G. Malavasi – L. Malavasi – G. Mauro – G. Monfardini – S. Nardi – G. Sereni – V. Suffritto – A. Tellini – G. Ventura.
 

En 1985 se le confió a Casolino la tarea de mantener el contacto con los jueces cinófilos y con la “Ente Nacionales della Cinofilia Italiana” con el fin de obtener el reconocimiento oficial de la raza.

Fue realizada por todos los apasionados una opera de esfuerzo activista y de convicción, con los futuros nuevos miembros de la asociación y con los jueces más populares dentro de la “Enci”.

Basir, iniciador y reproductor indiscutible, “había sido presentado de forma confidencial a muchos jueces que lo habían considerado como modelo morfológico, de comportamiento y carácter»(Gandolfi).

El 16 de junio de 1985 se celebró la primera reunión formal entre los apasionados de la SACC y la cinofilia oficial, representada por los jueces miembros de la “Enci” Franco Bonetti, Antonio Morsiani, Mario Perricones y Claudio Bussadori. Fueron presentados 10 mastínes italianos y no obstante la escasez de perros, el interés de la “Enci” fue elevado, de modo que 03 de noviembre 1985, en Mantova, envió a un representación oficial al “Raduno di Razza” organizada por la SACC. En representación asistieron los jueces Barbati, Mentasti, Morsiani, Pinturas, Perricone, Vandoni y Ventura. Después de esta reunión de la “Enci” se comenzó a evaluar la posibilidad del reconocimiento oficial de la raza. Esto, sin duda, gracias al interés continuo por Antonio Morsiani y Mario Perricone, jueces expertos de renombre internacional como bien sabido es y criadores de molosoides.

En 1986 Casolino, Malavasi, Sereni Gandolfi van varias veces al sur, en busca de nuevos ejemplares para introducir dentro de la línea de sangre que han seleccionado. En un año y medio, gracias a la colaboración de los nuevos apasionados cinofilos que viven en zonas de Puglia, Umbria y Sicilia, se las arreglan para conseguir cerca de treinta nuevos ejemplares, pertenecientes a once diferentes lineas de sangre.

En este año y medio, gracias a estos nuevos miembros, nació la delegacion de la SACC en la Puglia y Sicilia, creando así una fructífera colaboración entre los apasionados residentes en las zonas de origen del Cane Corso con el centro de selección y renacimiento de la raza, que se encuentra en Mantova, en el criadero de los hermanos Malavasi. El primer artífice de esta colaboración, profundo apasionado por el mastín italiano, el enlace entre el sur y el centro de selección en Mantova, fue Vito Indivieri. amigo de Morsiani, residente en la Puglia, se prodigió constantemente por la catalogación e investigación de los más meritosos ejemplares, durante los viajes efectuados en la realización de su actividad de vendedor ambulante.

En Sicilia, el mismo compromiso y pasión fueron hechas por Giovanni Tumminello, que ofrece información histórica y documentación fotográfica apropiada para hacer un censo en esta región, el mastín italiano aun presente y típico.

Gracias a esta unidad de espíritu finalmente se llevó a cabo esta labor de recuperación que se inició a finales de 1979 y hace posible al Dr. Morsiani empezar a hacer estas mediciones biométricas que conduciría rápidamente a la redacción del estandar oficial del Cane Corso Italiano
El Dr. Morsiani, dentro del Comité de Jueces de la “Enci”, en el Comité de la SACC, acompañante y asistente en los repetidos encuentros de Norte y Sur de Gandolfi, Malavasi, Indiveri y Tuminello, comenzó a realizar las mediciones cinotecnicas, escojiendo como prototipo de la raza a Basir, efectuando la selección de un total de cincuenta ejemplares de entre los 90 perros que habían sido sometidos a juicio.

El reconocimiento de la raza Cane Corso italiano

Después de largos viajes, éxitos y decepciones, dudas y certezas, después de las mediciones cinotécnicas, de los estudios cinométricos y evaluaciones de carácter, después de más de siete años de trabajo duro y de pasión, llega por fin el primer reconocimiento oficial para el mastín italiano: en el mes de noviembre del 1987 el Consejo Directivo de la ENCI aprueba el estandar establecido por el Dr. Antonio Morsiani.

En 1988, durante la exposición canina de Milán, Florencia y Bari Los jueces Morsiani, Perricone y Vandoni efectuaron sobre otros 50 perros las valoraciones de juicio y los resultados en las mediciones a los cuales se sumó cerca de sesenta ejemplares registrados y censados por Vito Indivieri el sur de Italia, con fotos e información detallada sobre las diversas lineas de sangre.

Al cerrar el 1988 se concluía el mapa topográfico de los ejemplares ya conocidos y registrados. Un ultimo Raduno general se hará en Foggi en el mes de Octubre, con la presencia de Morsiani para todas las evaluaciones necesarias.

Este último examen, con éxito, finalmente convence a los expertos ENCI a dar los últimos pasos necesarios para el reconocimiento final y oficial de la raza.

Con motivo de la Exposición Europea en Verona del 25 de noviembre 1990 quince Cane Corso desfilaron en el ring de honor.

Es la primera presentación oficial a la cinofilia internacional, se crea en ese momento un Libro Abierto, dado al profesor Vittorio Dagradi, en el cual se inscriben todos los ejemplares adultos después de haber sido sometidos al resultado cinométrico y al tatuaje de reconocimiento, estos se considerarían conformes al estandar elaborado por Antonio Morsiani sobre el prototipo morfológico de Basir.

«En Seveso, a finales de septiembre de 1993, el Cane Corso consigue la prueba que consagra su título, con la presencia de los jueces de Bernini, Bonetti y Vandoni. Casi un centenar de Cane Corsos bajo el cielo de Lombardia!

El Consejo Directivo de ENCI, consulta los otros registros almacenados y escuchando el parecer favorable del Comité de Jueces, del Comité de razas Italianas y el Comité de cría, dio la bienvenida al reconocimiento el 20 de enero 1994: El mastín italiano se convirtió, por derecho propio, el raza italiana numero 14.

Fin
Gracias a la colaboración de Vito Indivieri y Marta Garcia Pagan en el Nº1 de la revista Cane Corso Magazine.

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